Adriano, uno de los emperadores de origen hispano (nació en
Itálica, cerca de Sevilla), pasó a la historia como el emperador bajo el cual el Imperio llegó a su clímax, a su
máxima expansión (fue el sucesor de
Trajano). Pero también fue conocido como el emperador enamorado de Grecia y como la máxima expresión del
amor homosexual, ya que llegó a ordenar
que se honrara como a un dios a su difunto amante, el joven
Antinoo.
Hay mucha literatura sobre cómo el emperador conoció a su
jovencísimo amante (aunque su relación