lunes, 28 de noviembre de 2011

Un retrato diabólico

Retrato de Satanás, según aparece en el Codex Gigas.
En clase de Historia de la Imagen Gráfica, de 2º de Gráfica Publicitaria, estamos viendo los manuscritos iluminados medievales (en Autoedición los veremos también muy pronto), y hemos estado comprobando cómo la mayoría de las obras conservadas tienen una temática religiosa.
Por eso resulta curioso encontrar un retrato del propio Satanás.
En efecto, en el llamado Codex Gigas se conserva el que se considera el más antiguo retrato del Maligno, que se muestra en el encabezamiento de este artículo.
Sin embargo, ésta es sólo una de las muchas rarezas del Codex Gigas, que es peculiar en todos los sentidos. Por ejemplo, pesa casi 75 kilos, mide más de 90 por 50 cm (cerrado) y tiene más de 600 páginas de pergamino confeccionado con vitela o quizás con piel de burro (para confeccionar páginas tan grandes). Pero lo más curioso es la mezcolanza: incluye la Biblia completa (aunque no todas las partes de ella pertenecen a la versión aceptada por la Iglesia Católica, la Vulgata de san Jerónimo), dos libros del historiador judeorromano Flavio Josefo, encantamientos mágicos, una crónica de los principales reyes de Bohemia (actualmente en la República Checa), la Chronica Boemorum, y un batiburrillo de curiosidades varias: un calendario, necrológicas (listas de personas fallecidas), hierbas medicinales, etc., etc.
Además, a esta enigmática mezcolanza sin parangón, se le añaden las fantásticas leyendas sobre su origen: según la tradición, fue compuesto por un monje checo del siglo XIII, a quien, para expiar un grave pecado, le fue concedido el perdón a cambio de que acabara el libro en una sola noche. El monje, como no podía ser de otra manera, pidió ayuda al Demonio, y Belcebú accedió a cambio de que apareciera su retrato, en uno de los ejercicios de narcisismo más antiguos que se conocen.
No es de extrañar, por tanto, la fascinación que este libro ha despertado a lo largo de la Historia, ya que se creía que su posesión proporcionaba a su dueño un inmenso poder. De hecho, el Codex Gigas fue robado en muchas ocasiones, comprado por cifras más espeluznantes que la propia leyenda, y atesorado en secreto por reyes y emperadores.
Letra capitular al inicio del Libro de la Sabiduría de Salomón
Sin embargo, el verdadero valor del libro es su calidad artística y su excelente estado de conservación. Contiene iniciales capitulares que ocupan a veces toda la página, y aunque la gama cromática de sus iluminaciones es escasa, sí que es vibrante (como corresponde a la témpera) y a veces incluye pan de oro junto al texto compuesto en una variedad evolucionada de la bella escritura carolingia.
El Codex Gigas abierto por la página que incluye el retrato del Maligno.
Actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de Suecia, y está considerado como uno de los más importantes tesoros nacionales del estado sueco.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Felipe II y la Leyenda Negra

Retrato de Felipe II, pintado por
Sofonisba Anguissola, erróneamente atribuido a su maestro, Alonso Sánchez Coello
En el siglo XVI, España era en el mundo lo equivalente a Estados Unidos en el mundo actual. Sin embargo, esta hegemonía no vino acompañada por el bienestar del pueblo ni por la paz, ya que, como estamos viendo en clase, este Imperio donde nunca se ponía el sol estuvo en guerra continua contra sus enemigos (Inglaterra, Francia, el Imperio turco y los protestantes holandeses), lo que esquilmó su economía y le granjeó el odio de media Europa.
Este odio fue fomentado como arma política tanto por los luteranos y los calvinistas como por los rebeldes holandeses o los reyes de los países enemigos de España, conformando lo que se conoce como Leyenda Negra, entendida como tal la propagada antiespañola que presentaba a Felipe II como un monstruo sediento de sangre y un fanático católico dispuesto a exterminar a todo aquel que se opusiera a sus deseos y a los de la Santa Iglesia.
La Leyenda Negra arraigó sobre todo en Holanda, donde los independentistas denigraron tanto la figura del Gobernador de Flandes, el Duque de Alba, que aún hoy se asusta a los niños holandeses, no con el coco, sino con el propio Duque.
Grabado holandés anónimo de finales del siglo XVI, donde se representa al Gobernador de Flandes, el Duque de Alba, como un tirano sediento de sangre, incluso devorando niños.
Sin embargo, la Leyenda Negra no hizo mella en la firme voluntad de Felipe II excepto en lo concerniente a su hijo y heredero, el príncipe Carlos de Austria.
Retrato del príncipe Carlos de Austria y Portugal, pintado por Alonso Sánchez Coello .
En efecto, aunque este crío tenía una cara angelical (como pudimos comprobar el día 24 de noviembre en nuestra visita al Museo del Prado, en el famoso retrato del príncipe Carlos, pintado por Alonso Sánchez Coello), era un auténtico monstruito: según los cronistas de la época, disfrutaba destripando pajaritos, liebres, gatos, etc., y llegó al extremo de mandar azotar a una niña por puro placer y a intentar el asesinato de algunos miembros de la Corte. Su padre, el rey Felipe, no tuvo más remedio que encarcelarlo cuando descubrió que su angelito estaba conspirando contra el rey. Una vez encerrado y apartado de la circulación, el príncipe murió. Según la versión oficial, se debió a una especie de huelga de hambre voluntaria; pero las malas lenguas (entre ellas las del antiguo secretario y mano derecha del propio Felipe, Antonio Pérez) dicen que fue el propio Felipe quien ordenó la muerte de su vástago. Según algunos historiadores, es posible que esta hipótesis sea cierta, porque Felipe fue un rey con un alto sentido de hombre de Estado, que ponía el interés del reino por encima del propio. Y, además, fue un hombre torturado por el remordimiento, como lo demuestra el que llegara hasta el punto de asistir a varias misas al día y de hacer llevar al Monasterio de El Escorial (su residencia oficial y obra cumbre del Renacimiento español) más de ¡¡7.000!! reliquias de santos y beatos de toda la Cristiandad.
Y dicen que quien teme, algo debe.

martes, 8 de noviembre de 2011

Aitor Saraiba y los Smiths

El viernes pasado tuvimos la suerte de asistir en nuestra Escuela de Arte Talavera a una charla ofrecida por el artista talaverano Aitor Saraiba, titulada "10 años pintando la mona".
La conferencia fue de todo menos aburrida, ya que Aitor estudió en la casa y, más que conferencia de un reputado artista (que lo es), parecía más una reunión informal.
Además de disfrutar con uina retrospectiva de su obra, nos adelantó en exclusiva unas cuantas pistas de su próximo trabajo, que se centrará en una figura mítica, el cantante y fundador de The Smiths, Morrissey, pasado por el filtro de sus fans mexicanos de California. Aitor nos explicó que en la comunidad mexicana de los Estados Unidos, Morrissey es uno de los ídolos más venerados, todo ello a pesar de que ni la ideología, ni la forma de entender la política, la moral o la religión de los mexicanos coincida ni por asomo con la visión de Morrissey, una personalidad explosiva y sin pelos en la lengua, acusado muchas veces de radicalismo.
Además de animarnos a escuchar buena música (qué decir de un fan de Metallica), Aitor se nos fue abriendo en canal y demostró a l@s chic@s de la Escuela que para llegar a ser un gran artista no es necesario acometer ideas faraónicas ni proyectos megalómanos, sino sencillamente creernos nosotros mismos nuestro trabajo y poner las entrañas encima de la mesa.
Todo un privilegio, y todo un placer.